Le condujo al pie de una elevada colina rocosa en la que Kator no había estado nunca. Era dificil subir, pero, al fin, llegaron a la cima. Aún no terminaba de asomar la cabeza sobre ella cuando ya sintió una brisa muy fuerte que soplaba sobre la cumbre.
- Es el viento -dijo simplemente la madre de Kator. Y Kator se preguntó cómo se había atrevido el viento a volver. Pero, antes de que pudiera decir nada, vio también a distancia la gran montaña que pensó haber asustado.
Los pensamientos se mezclaban en la mente del pobre Kator. ¿No había hecho huir a la montaña y derrotado al viento? Pero cuando quiso preguntarle a su madre, vio que ésta estaba en el extremo más lejano de la cumbre de la colina y parecía mirar a lo lejos. Kator fue hacia su madre, y allá delante estaba el mar, el agua que él creía haber derrotado.
-Es el mar -dijo la madre.
Kator no sabía qué pensar; su madre ya no dijo más y comenzó a caminar lentamente sobre las rocas.
Aquella noche, su madre le ablandó la cama y alisó su aterciopelada piel con su gruesa y áspera lengua.
-¿No soy un tigre grande y fuerte? -preguntó Kator.
- ¡Sí, Kator, eres un tigre grande y fuerte! -dijo su madre cariosamente-, pero hace falta mucho más que un tigre grande y fuerte para hacer mover el viento, la montaña o el mar. Y ronroneó con dulzura hasta que Kator se durmió
Y, como en sueños, le pareció oír que ella decía: "Haz bien todo lo que pueden hacer los tigres, Kator, y así serás feliz siempre."
FIN
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