martes, 8 de febrero de 2011

ACOMPAÑAMIENTO


Ayer cumplió 89 años pero dice que debería haberse muerto hace ya dos años. Lo que resta de su vida es sufrimiento, dolor, vergüenza, resignación y sumisión,. Los dolores le han perdido todo el respeto y los medicamentos no le ayudan con su dignidad. No está desesperado ni depresivo ni triste sólo quiere que llegue el día en el que no se despierte. De una manera tranquila y serena me cuenta, cómo cada mañana, al descubrir que todavía está aquí, se dice a si mismo: "Otro día más ¿Porqué?". 
No me da pena escucharlo pues no hay tristeza en sus palabras, incluso, me gusta hablar con él de la muerte, de su muerte. He aprendido que se comienza a vivir cuando aceptas tu muerte y que si no supiésemos que íbamos a morir, nunca pondríamos fecha para hacer las cosas y que la razón principal de ésta vida es la muerte.
Sus hijos se enfadan al oírle decir esas cosas, lo adoran y no quieren que se vaya. Piensan que es muy poco agradecido, por su parte, hablar así, con todo lo que ellos hacen por él. Y eso es lo único que le da tristeza, no poder hablar con ellos de sus ganas de morir. Por supuesto que los entiendo, pero también lo entiendo a él y él es sabio y es sabio porque tiene años y eso me produce un gran respeto. Por eso he decidido acompañarle en su muerte, escuchándolo,  aceptándolo e incluso ironizando sobre ella.
No tardaré mucho tiempo en recibir esa noticia y cuando la reciba, no lloraré, le guiñaré un ojo a su féretro y bajito le diré:  "descansa en paz" .

2 comentarios:

  1. Es una putada.
    Espero que no sufra, por lo menos.
    Salu2.

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  2. Dyhego:

    Ahí es donde yo entro en su vida, en que no sufra, por lo menos físicamente.

    Besicos.

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