Lo que en principio parecía ser la liberación esperada, poco a poco se tornó en su condena. El tiempo pasaba y sus sentimientos se iban haciendo viejos. Esas maravillosas sensaciones de hace años, se enranciaban hasta hacerse insoportables y por más que buscaba entre sus recuerdos algo de esa luz reconfortante, todo era encontrarse con nada.
El ruido de su reloj, tic-tac, no le dejaba dormir, pensar, comer y cada vez el sonido era más alto. A veces, se tapaba los oídos y lloraba sin parar...
... mira a su bebé durante horas y ya no duerme. Se alimenta de gestitos, muecas, suspiros y preocupaciones. Ella ya no recuerda liberaciones ni condenas ni tics-tacs, tan sólo sonríe.
precioso... y en cierta manera, refleja mi estado anímico y vital de estos días... una liberación esperada que torna en condena...
ResponderEliminarUn beso muy grande y una sonrisa :)
Carpe:
ResponderEliminarPues observa que tiene un final feliz. Me alegrará que también te veas reflejada en él.
Otro beso lleno de optimismo.
:) Muchas gracias, Marocha
ResponderEliminarUn muaca muy grande y que comiences muy bien la semana!!
El tiempo se detiene al mirar a un bebé.
ResponderEliminarEl tiempo cura.
Pero envejece.
Da sabiduria.
También olvido.
Tic-tac-tic-tac...
Allá vamos, sea como sea.
Espero que parir este texto -precioso, por cierto- te haya servido de exorcismo.
Besos con filtro antivirus.
Ada:
ResponderEliminarDebe de ser eso, que el tiempo cura pero también envejece y eso acartona.
Me alegra que te parezca precioso, aunque no le había encomendado esa función sanadora. Lo haré con el próximo.
Besos nosécomo.
MAROCHA:
ResponderEliminarCuando nuestros hijos eran bebés estábamos deseando que se durmieran y luego nos pasábamos el rato yendo a la cuna a ver si respiraban (¡qué agobio, por Dios!).
Salu2
Dyhego:
ResponderEliminarEste texto no es autobiográfico, ni mucho menos, pero me das mucha envidia teniendo 3 en el nido. Siempre he querido tener uno más, o dos, jaja! ¡¡gallinica que es una!! (pero no de cobardica, eh!?)
Abracicos.