miércoles, 28 de abril de 2010

BANCOS


La primavera ocupa su sitio. Cada vez con más fuerza. El viernes estuve en el parque, pero hacía mucho calor, así que pensé en volverme a casa y tal vez volver más tarde. De regreso ví una hilera de bancos al sol y un poco deteriorados. Los miré con pena. El que no tenía varias maderas rotas, le faltaba una pata. Otros estaban llenos de cagarrutas de palomas y los que tenian mejor pinta, un perrito había echo sus gracias al lado. Así que me entretuve en ir descartando bancos, sólo por hobby pues no tenía intención de sentarme en ninguno, y menos en esos.
Ya casi salía del parque, cuando un banco a la sombra de un magnolio me llamó la atención.  El aroma de sus blancas y generosas flores llegaba hasta mis sentidos. Justo al lado de mi banco, había una fuentecilla con tan sólo un caño de agua, que se elevaba con fuerza y caía rápido de nuevo. Mi banco estaba enfrente de un quiosco de música, donde Ridak tocaba su violín. Me pareció reconocer la pieza  y acabé afirmando sola con la cabeza y poniendo una sonrisa en la boca. Efectivamente, la primera vez que la escuché, fue sentada en las gradas que hay en Los Peines del Viento en San Sebastian. De eso hará ya, veinte años pero no olvido el mar azul de fondo y la silueta de aquel violinista a contraluz de un sol ya decadente. Ese banco mio, tenía sus maderos intactos, tan sólo mil capas de pintura, que tapaban otras mil cicatrices de navajas, daban norte de su tiempo ahí anclado.
No llevaba idea de sentarme en ningún banco, yo me iba a volver a casa, pero ese banco... Ese banco podría ser, el banco perfecto para pasar mi tarde libre o... toda la vida. Feliz, aceleré el paso un poco, pensando en el olor de las magnolias, el ruido fresco de la fuentecilla, el recuerdo de la música de ese violín y el abrazo de esos maderos sólidos y vividos.
Estaba a punto de alcanzarlo cuando ví a una señora joven con su hija ya sentadas en mi banco. Justo el tronco del magnolio las  tapaba y sólo pude verlas cuando ya estaba a punto de sentarme en SU banco. Un tanto contrariada, me dí la vuelta rápidamente para que no se me notara.
Una no se puede tumbar en un banco ya ocupado. Total...yo no quería ningún banco, yo quería irme a casa y si acaso...volver más tarde.

6 comentarios:

  1. Pues deberías haberte sentado.
    Salu2.

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  2. Dyhego:
    Tal vez estaban hablando de sus cosas y no es de gusto de nadie que un extraño se siente al lado. Ya ves, exceso de prudencia?
    Ya no tengo que pensar qué va primero, si la "Y" o la "H" en tu nombre.

    Un abracico.

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  3. Marocha:
    Un secreto: mejor dime Diego. Los blogueros, por educación ,y eso lo hacemos todos, repetimos el nombre que aparece en cada blog.
    Salu2

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  4. Ay, el banco, quizás tu banco...
    La mujer joven y su hija han desaparecido
    por arte de birlibirloque... o eso, al menos, ha llegado a mis oídos!
    Así que a esperar la puesta del sol propicia
    y: a por el banco!
    Así descubrirás si es el tuyo...
    Besos en ascuas

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  5. Gracias Diego, lo considero un honor.

    Buen día.

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  6. Iré rondando mi banco y en cuantito se quede libre...

    Un beso Adita guapa.

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