OJOS NUEVOS

Hoy he estado en el pantano de Arguís. He buscado bien, con tranquilidad y por todas partes. Retirando algunas ramas, debajo de cada piedra, detrás del Gratal, en los barrotes de la barandilla, entre la boira, dentro de los mejillones Cebra y  he sacudido todos los pinos. No he encontrado esos ojos azules que un día yo allí perdí.

Hoy he estado en el pantano de Arguís. Estaba todo helado, tanto que se podía patinar sin peligro de hundimiento, pero no lo he hecho. Bueno, sí lo he hecho, pero a mi manera.

Cuando nieva, nieva y nieva en la montaña, todo es en blanco y negro, no hay colores, sólo blanco, negro y toda la gama de grises. La arcilla si, la arcilla se distingue un poco beige. Entonces me apetece una foto antigua de esas en color sepia y mi Gore-Tex es un jersey de lana, mis bastones telescópicos son dos palos de boj, mis botas L'sportive con suela Vibram y cramponables, son albarcas de neumático que se atan alrededor de mis piernas, por encima de unos gruesos calcetines de lana hasta la rodilla y mi cuerda dinámica de 9 mm. es una soga de esparto, que llevo asomada por una mochila de cuero con una sóla hebilla. Cuando me miro de arriba a abajo y lo tengo todo en mi orden, dejo la orilla, me adentro en el lago y patino. Patino todo el rato y se me queda la cara fría porque voy muy deprisa y luego paro y doy vueltas alrededor de  un cofre con un tesoro dentro, que nadie puede llevarse porque se ha quedado atrapado en el hielo. Me alejo del cofre despacito y mirando al cielo con los ojos cerrados, abro los brazos para llenarme de vida, porque imagino que esos ojos que busco están dentro de esa caja.

Hoy he estado en el pantano de Arguís y me he encontrado unos ojos castaños que me han hecho reir un rato. Estaban en el asiento de al lado de mi autobús y he mirado por la ventanilla a ver si quedaba alguien patinando en el pantano, no vaya a ser que los estubieran buscando.