domingo, 22 de noviembre de 2009

LA HISTORIA DE KATOR, TOMO 4

El sol comenzaba a ponerse. Brillaba directamente sobre la cumbre de la montaña y chocaba contra los ojos de Kator, llenos de polvo. Y Kator no pudo continuar, pero estaba decidido a no dejarse vencer. Iría a su casa a descansar y regresaría por la mañana; miró a la montaña, sobre la que brillaba el sol:

- ¡Oh, montaña bajo el sol, te conquistaré por la mañana! -dijo.

Y regresó junto a su madre. Ésta le dio de comer, ablandó su cama, alisó el pelo de su piel con su gran lengua áspera y ronroneó suavemente para dormirlo.

- Soy un tigre grande y fuerte -dijo Kator antes de dormirse-, ¿verdad?
- Eres un tigre joven y fuerte -le dijo su madre, y Kator se durmió profundamente.

Al día siguiente se levantó pronto para conquistar la montaña. Había olvidado la situación de ésta, pero recordaba que estaba debajo del sol. Como era un tigre joven, no sabía que el sol de la tarde (que había visto sobre las montañas), estaba en el oeste y que el sol de la mañana (que estaba saliendo) estaba al este. Así, fue hacia el este en lugar de ir hacia el oeste.

Anduvo y anduvo, pero no encontraba ninguna montaña. Siguió andando y andando, pero tampoco logró encontrar montañas.

Y, de pronto, un estremecimiento de placer corrió por todo su cuerpo, desde, la punta de las orejas hasta el extremo de la cola silvante. Después de todo, había asustado a la montaña. ¡Qué fuerte y poderoso era!

Caminó y caminó hasta llegar a un sitio desde el que vió mas agua que toda la que había visto en su vida. Era el mar.

                               MAÑANA MAS

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