lunes, 18 de octubre de 2010

RAZÓN AQUÍ

Ya no escribo por que me faltan las palabras mas concretas. Esas que se quedan sin sinónimos mientras dura el pensamiento. Me quedan algunas, pero son pocas e inexpecíficas. He pensado en trabajar con ellas y estudiarlas bien, tal vez si consigo comprenderlas y valorarlas, pueda formar una frase con la que pueda hacerme entender.
Hace un tiempo tenía muchas, algunas superchulas, me salían solas y casi sin pensarlas. Por aquellos entonces me sobraban palabras para lo que tenía que contar. Sería por eso que las fui malgastando. Algunas se las llevó el viento, eso en Zaragoza es bastante normal por el Cierzo. Otras se colaron por los agujeros de mis bolsillos por la dejadez de no coserlos. Muchas regalé y muchas me robaron. Recuerdo algunas demasiado valiosas para el uso que les dí y varias que no se supieron valorar.  De vez en cuando ponían en mi boca palabras que no eran mías, pero esas tampoco las guardé, directamente las escupía. Pero las que más pena me da haber perdido, son las que se pudrieron de no usarlas. Y así, poco a poco me fui quedando sin palabras.
La pena que tengo es que, ahora se me acumulan historias y no encuentro palabras. He hecho una carpeta con una etiqueta que pone "Historias pendientes de encontrar palabras". Me he puesto a ahorrar palabras, me llevará un tiempo, pues sólo guardo las que tienen importancia. Las encuentro, sobretodo, en detalles sin importancia. Mis amigos me han regalado algunas. Mi madre un buen puñado. Mis hijos todavía no saben las que me valen y las que no, pero yo recojo las que se van dejando por ahi, que abandonan sin conocer su valor. Ese es mi plan. Guardar palabras con la intención de emplearlas con el respeto que merece cada una. Entretanto, me apañaré con las que tengo de diario sacándoles el mayor partido posible.
Si alguno va sobrado de palabras, quiere regalarme alguna o desea deshacerse de alguna que le ocupe espacio o ya no utilice, ya sabe... Razón aquí.