jueves, 29 de abril de 2010

TIEMPO

En ocasiones el tiempo corre a nuestro favor, el tiempo pone cada cosa y a cada uno en su sitio, el tiempo lo cura todo, el tiempo corre que vuela, el tiempo le pondrá fin, con el tiempo se olvida todo, el tiempo me dará la razón, el tiempo pasa tan despacio, es el tiempo el que me está matando, con el tiempo y una caña... En tiempos de cólera, tiempo de tormentas, se me pasa el tiempo, justo a tiempo, en el tiempo justo, empo es el tiempo sin tí, el tiempo de la berenjena, con el tiempo te darás cuenta, sólo el tiempo tiene la respuesta, con el tiempo todos calvos, quizás dentro de un tiempo.

No.

Yo quiero, ahora.

No quiero que olvides mi nombre, no quiero olvidar ese gesto, no quiero lavar mi pañuelo rosa que huele a tí, no quiero olvidar el azul de tus ojos.

No quiero que pase el momento.

El momento es ahora.

Aunque...también sé esperar.

miércoles, 28 de abril de 2010

BANCOS


La primavera ocupa su sitio. Cada vez con más fuerza. El viernes estuve en el parque, pero hacía mucho calor, así que pensé en volverme a casa y tal vez volver más tarde. De regreso ví una hilera de bancos al sol y un poco deteriorados. Los miré con pena. El que no tenía varias maderas rotas, le faltaba una pata. Otros estaban llenos de cagarrutas de palomas y los que tenian mejor pinta, un perrito había echo sus gracias al lado. Así que me entretuve en ir descartando bancos, sólo por hobby pues no tenía intención de sentarme en ninguno, y menos en esos.
Ya casi salía del parque, cuando un banco a la sombra de un magnolio me llamó la atención.  El aroma de sus blancas y generosas flores llegaba hasta mis sentidos. Justo al lado de mi banco, había una fuentecilla con tan sólo un caño de agua, que se elevaba con fuerza y caía rápido de nuevo. Mi banco estaba enfrente de un quiosco de música, donde Ridak tocaba su violín. Me pareció reconocer la pieza  y acabé afirmando sola con la cabeza y poniendo una sonrisa en la boca. Efectivamente, la primera vez que la escuché, fue sentada en las gradas que hay en Los Peines del Viento en San Sebastian. De eso hará ya, veinte años pero no olvido el mar azul de fondo y la silueta de aquel violinista a contraluz de un sol ya decadente. Ese banco mio, tenía sus maderos intactos, tan sólo mil capas de pintura, que tapaban otras mil cicatrices de navajas, daban norte de su tiempo ahí anclado.
No llevaba idea de sentarme en ningún banco, yo me iba a volver a casa, pero ese banco... Ese banco podría ser, el banco perfecto para pasar mi tarde libre o... toda la vida. Feliz, aceleré el paso un poco, pensando en el olor de las magnolias, el ruido fresco de la fuentecilla, el recuerdo de la música de ese violín y el abrazo de esos maderos sólidos y vividos.
Estaba a punto de alcanzarlo cuando ví a una señora joven con su hija ya sentadas en mi banco. Justo el tronco del magnolio las  tapaba y sólo pude verlas cuando ya estaba a punto de sentarme en SU banco. Un tanto contrariada, me dí la vuelta rápidamente para que no se me notara.
Una no se puede tumbar en un banco ya ocupado. Total...yo no quería ningún banco, yo quería irme a casa y si acaso...volver más tarde.

sábado, 24 de abril de 2010

SUNAMI


Hasta el momento las aguas estaban tranquilas, parecía como si nada pudiera perturbarlas jamás. Ni una brizna de aire en tiempos, ni una gota de agua, ni un barquito a la vista ni a la no vista, ni una isla, ni un pez, sólo agua, agua tranquila, serena, salada de lágrimas contenidas. Mi mar.
De repente el sismógrafo anuncia actividad. Maremoto escala 9 con epicentro en mi corazón.

jueves, 8 de abril de 2010

JUST DO IT


Esta mañana, cuando he ido a encender mi ordenador, había un post-it amarillo pegado en él que decía esto:

"¡Venga Marochita! ¡Qué estamos en el mes de Abril!  Este mes vamos a salir a la calle y te vas a dejar encandilar por el primero que te toque la punta de la nariz con su dedo. Vas a desempolvar la cajita donde guardabas tus artes para la seducción y el encantamiento y delante de un espejo vas a practicar una hora al día, hasta que te salga como antes. No te preocupes si al principio te salen agujetas, es normal. No sé donde habrás guardado ese diccionario, en el que tú tachabas todas las palabras dichas. Recuerdo que aún te quedaban muchas por tachar cuando decidiste cerrarlo y ponerle una goma elástica. Recuerdo que dijiste..."algún día" ¿Cuánto hace de eso? Te he comprado un rotulador fosforito para que no te sirva de excusa. Ayer encontré tu pintalabios rojo cereza entre las gomas de pelo de tu hija, está un poco desportillado pero seguro que si lo usas unas cuantas veces, le devuelves la forma. Decías que esa barra de labios te daba seguridad, supongo que lo decías porque te veías guapa con ella. ¿Sabes lo que dice tu amiga? dice, que no quiere pasar de largo este mes de Abril. ¿Por qué no la llamas y os tomais una cervecica juntas? Os podeis sentar en una terracica, ¡ahora ya hace bueno!, y os dedicais a poner notas, como antes. Ya sabes, 1 punto, regular, 2 puntos, bueno y 3 puntos, requete, requete. ¡ja,ja! decías que malo no había ninguno.
Estírate los tirantes del sujetador y ve practicando tu aleteo de pestañas. ¡Venga, just do it!
Sé que te da miedo, pero recuerda que llevas mucho tiempo tejiendo tu red. Ya no te vas a hacer daño si te caes. ¿Qué te pasa?  No será...pereza, no?

Bueno guapa, hablamos en unos días y me cuentas.

Con cariño, TU BLOG."

La verdad, es que me he quedado un poco pensativa. Lo mismo le hago un poco de caso, o ¿qué?

sábado, 3 de abril de 2010

ERÓTICO


Apenas te recuerdo pero mi cuerpo no te ha olvidado.
 Cierro los ojos y no consigo dibujar tu rostro, pero mis labios se acuerdan de los tuyos y se hinchan pidiendo besos.
 Ya no distinguiría tu voz, sin embargo mis lóbulos reaccionan con la temperatura exacta de tu aliento y provocan esa cadena de sensaciones que terminan quemando entre mis piernas.
 Mi piel reconoce el roce de tu boca sin tenerla y mi sexo siente tu penetración, aunque mi falda siga planchada.
 He olvidado tu estatura y son mis pies los que se ponen de puntillas acordandose de posturas imposibles. Mis caderas acompasan tu cadencia precisa y no echan a perder, ni una sóla ocasión de sentirte.
 Trato de concentrarme para rememorar algún instante de tu presencia. Yo no lo logro, sin embargo, el trayecto de mi columna vertebral recuerda el tacto de cada uno de tus dedos recorriendola, de arriba a abajo, desde la nuca y hasta hacerlos desaparecer en mi.
Me pregunto si mi cuerpo se olvidará algún día,  que una vez te tuvo, o si serás por siempre el muso de sus soledades.